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Y quizá a quienes más les pesaba el desorbitante éxito de Amelie -que en algunos círculos como el Festival de Cannes tuvo una tibia acogida en su día- era a los seguidores del Jeunet previo, aquel que a cuatro manos junto con Marc Caro, había creado dos celebradas fantasías oscuras como 'Delicatessen' y 'La ciudad de los niños perdidos' en la primera mitad de los años 90. En versión oscura o colorida, lo que Jeunet demostró en estos tres films (dejando al margen el intermedio hollywoodiense de 'Alien Resurrección'), fue un privilegiado don para crear universos propios a través de un expresionismo barroco que traspasaba a poderosas imágenes las emociones de los personajes de su cine.